La economía verde emplea a 500.000 personas, una cifra que podría triplicarse en 2030

Los Acuerdos de París firmados en 2015 fijaron como objetivo limitar el calentamiento global por debajo de los 1,5 grados centígrados y reducir en un 55% las emisiones de gases contaminantes entre 1990 y 2030. En esta carrera contrarreloj para proteger el planeta, los empleos verdes o sostenibles serán, junto a los digitales, uno de los grandes vectores en auge dentro del nuevo mercado laboral.

Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ‘El papel de los trabajadores y los empleadores frente al empleo en una economía verde’ (2019), se crearán 24 millones de empleos verdes a nivel mundial en 2030. En tan solo diez años, la OIT también prevé la destrucción de seis millones de empleos en las industrias más contaminantes, al tiempo que se registra una redistribución de la ocupación entre diferentes sectores.

En diez años se perderán seis millones de puestos en las industrias más contaminantes y se crearán 24 millones de empleos verdes

En España, la economía verde emplea en la actualidad cerca de medio millón de personas, el 2,5% de la fuerza laboral. Esta cifra llegaría a triplicarse hasta el 1,5 millones de personas en 2030 si se realizan las inversiones necesarias para lograr este ambicioso objetivo climático. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), diseñado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para el periodo 2021-2030, estima que, entre ayudas públicas y privadas, la economía verde recibirá cerca de 25.000 millones de euros anuales en diez años para sumar un total de 241.000 millones de euros entre 2021 y 2030. El 80% de esta inversión la aportaría el sector privado, mientras que el público inyectaría el otro 20% a través de fondos europeos.

Sectores en expansión

Durante esta transición energética, sectores como la extracción y la refinación del petróleo perderán tres millones de puestos de trabajo en todo el mundo, mientras que el carbón será otro de los grandes damnificados con una destrucción de empleo de 1,5 millones. Sin embargo, la minería seguirá siendo un importante motor económico, aunque las inversiones y el empleo se concentrarán en otras codiciadas materias primas como el cobre, el níquel o el aluminio, cuya demanda crecerá para alimentar las baterías de los coches eléctricos y el cableado para los nuevos parques de energías renovables. El cambio de paradigma en el consumo podría generar, además, otros seis millones de empleos gracias a una economía circular que sustituirá el modelo tradicional de usar y tirar por actividades como reciclar, reparar, alquilar o reconstruir.

En este sentido, el plan español PNIEC prevé que los sectores que más empleo neto generaren hasta 2030, según criterios por actividades económicas (CNAE), serían:

Actividades económicas

Empleos anuales

Comercio y reparación

62.300

Industria manufacturera

57.800

Construcción

48.100

El sector energético, por su parte, sumaría 1.700 empleos netos anuales por la inversión en nuevos parques eólicos y solares, y el desarrollo de nuevas redes eléctricas, electrolineras y la electrificación de otros sectores. Estas cifras de creación de empleo neto tendrían en cuenta la pérdida de puestos de trabajo prevista en las plantas nucleares y térmicas en España.

Transición energética, un nuevo motor para la economía

Un ejemplo claro de esta transición es Andorra, en Teruel, donde la central térmica de Endesa está dando paso a nuevos parques eólicos y fotovoltaicos. Con una población cercana a los 7.300 habitantes, es el tercer municipio con más población de la provincia, y su relativo auge demográfico está asociado a los yacimientos de lignitos (carbón) descubiertos a principios del siglo XX.

Ahora la eléctrica prevé levantar 1.725 MW de potencia renovable, que incluye la mayor planta solar en construcción en Europa y un sistema de almacenamiento energético a gran escala. También la instalación de un electrolizador de 60 MW de hidrógeno verde, presentado dentro de las 23 iniciativas entregadas al ministerio de Transición Ecológica para acceder a los fondos europeos.

“Yo he luchado mucho para que se mantuviera la central en su sitio, porque la central genera trabajo para muchas familias, pero ya veíamos que se acercaba el fin del carbón”, explica Paulino Guía, antiguo supervisor de zona de calderas y turbinas de la central.

Guía es una de las miles de personas que han encontrado en la economía verde una segunda oportunidad. Durante 16 años trabajó en la planta térmica y ahora se encarga de la supervisión de los parques eólicos que Endesa construyó en Borja (Zaragoza) y Ólvega (Soria).

Al trabajo directo creado en los nuevos parques renovables se suma el efecto tractor sobre otros sectores como el del transporte o la edificación

María Rodríguez-Navarro, responsable de Personas y Organización de Generación en Endesa, destaca que la eléctrica está “trabajando en un plan que ya ha aportado una solución de futuro para el 100% de las personas que trabajaban en plantas térmicas” de Teruel, pero también de León, A Coruña o Almería. En total, casi 700 personas procedentes del carbón acogidas a un plan de salidas voluntarias, prejubilaciones y recolocaciones, dependiendo el caso.

Creación de valor compartido

Al trabajo directo que crea la generación y distribución de energías renovables se suma el efecto tractor sobre otros sectores que se benefician de estos desarrollos, como el transporte, la edificación o la agroalimentación. En este sentido, desde el ámbito privado, empresas como Endesa están aplicando el concepto de la creación de valor compartido. El objetivo es maximizar los beneficios de los nuevos proyectos verdes que sustituyen al carbón o a las nucleares, minimizar los posibles impactos negativos e implicar desde el principio a las comunidades locales, que pasan a ser protagonistas del proceso.

Esta dinámica aplica a proyectos como el de Valdecaballeros, en la provincia de Badajoz. En las inmediaciones donde iba a levantarse una central nuclear, que quedó paralizada por la moratoria dictada en los años 80, Endesa puso en funcionamiento a finales de 2019 una planta fotovoltaica con 252MW de potencia. “Se analizaron, en colaboración con los agentes sociales e institucionales, las necesidades y prioridades del territorio para así implementar un paquete de medidas que buscaban reforzar la economía local. Se impartieron formaciones de montador de paneles o cursos en renovables, se asesoró también a los ayuntamientos de la zona sobre eficiencia energética y colaboramos en varios proyectos con entidades de la comunidad local. En todo el proceso, se generaron 1.300 puestos de trabajo”, afirman desde la energética.

Otra línea de gran importancia para la España interior serán los proyectos transversales. Hablamos de trabajos relacionados con la biomasa procedente de explotaciones forestales, agrícolas y ganaderas; el biogás generado por los purines de las granjas y el estiércol del ganado; o los pellets de huesos de aceitunas, viñedos y olivos para encender calderas. Estos son algunos de estos proyectos transversales para promover el empleo y fomentar las inversiones.

La conservación de los bosques, la sostenibilidad cinegética y la gestión de residuos serán los empleos verdes más demandados en España

Además de técnicos en los nuevos parques eléctricos de renovables y peritos de las redes de distribución, la OIT reconoce en su informe el potencial de España en otros empleos verdes, como todas las actividades vinculadas a los bosques, su limpieza, conservación y lucha contra los incendios forestales ante el posible aumento de las temperaturas y el incremento de las olas de calor; la mejora de la sostenibilidad del sector cinegético y una mayor especialización en la gestión de residuos, reciclaje y reconstrucción de manufacturas.

La OIT es tajante en su publicación: “La transición hacia una economía verde implica cambios en el sistema de producción a una escala equivalente a la revolución industrial”. La digitalización, la transición energética para desterrar definitivamente los combustibles fósiles y un desarrollo más inclusivo e igualitario serán los caballos de batalla de la próxima década.

    Fuente: El confidencial
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